Disciplina y foco. ¿Por qué le cuesta tanto a esta generación?
Es curioso, pero vivimos en la época en la que todo es más sencillo que nunca. Desde las actividades más complicadas, como transportarse de un país a otro, hasta las más sencillas, como una llamada telefónica sin interrupciones. Muchos no lo recordarán, pero hacer una llamada Mérida-Caracas era una odisea hace apenas unos veinte años.
Y sin embargo, aunque todo es más fácil que nunca, es constante escuchar a los jóvenes quejarse de que no pueden terminar nada, que el tiempo no les alcanza y que la vida es cada vez más dura.
Paradójicamente se trata de quejas referidas a la productividad diaria, a cosas pequeñas que hoy, gracias a la tecnología, deberían ser más sencillas de realizar.
Ya hemos hablado en este espacio sobre el sistema y los obstáculos que nos pone cada día en asuntos financieros y políticos. Por tanto, hoy no quiero tocar ese tema. En esta semana en que cerramos el último mes del año, quiero hablar de esa paradoja de vivir en tiempos de facilidad tecnológica, y al mismo tiempo ver a una generación incapaz de disciplinarse y enfocarse en sus cosas.
Te daré algunas herramientas que creo útiles para superar este problema. Algunas de ellas las he comentado en mi libro No somos tan diferentes, próximo a salir al mercado.
Video: «La paradoja de la elección (The Paradox of Choice) Barry Schwartz-resumen animado»
La paradoja de la abundancia
El término «paradoja de la abundancia» se utiliza comúnmente en la economía para referirse a los países que, teniendo amplios recursos naturales, sufren pobreza. Pero hoy en día el término también se utiliza para definir una suerte de ansiedad que se produce debido a la abundancia de opciones disponibles a la hora de hacer una elección.
El primero en popularizar el término fue el psicólogo norteamericano Barry Schwartz, en su libro «Por qué más es menos» (1). Allí, Schwartz explica que a medida que se amplían las opciones disponibles para tomar una decisión, se genera una ansiedad por dicha elección. Mientras que, si las opciones son limitadas, solemos decidir más rápido y eficientemente. ¿Pero, por qué ocurre esto?
Principalmente porque a la hora de tomar una decisión, solemos atravesar por varios estados. A saber:
1) Necesidad. Calculamos lo que obtendremos cuando decidamos y cómo esto satisfará nuestras necesidades.
2) Evaluación y ordenamiento de las opciones. El que decide necesita evaluar y ordenar las opciones que tiene a su disposición.
3) Medir costos y beneficios.
4) Decidir.
5) Modificar objetivos en caso de que la elección se revele como errada.
Es sencillo seguir estos cinco procesos cuando las opciones que tenemos no sobrepasan las cinco. Pero, cuando tenemos diez, veinte, cien, mil o miles de alternativas, este procedimiento se complica, llevando a que los que deciden sufran de una suerte de ansiedad generalizada, debido a que sienten que toman una decisión a ciegas.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con la disciplina y el foco, que es el tema central de este artículo? Pues vamos a verlo.
Disciplina y foco: dos retos para esta generación
Todo es cada vez más fácil, pero los jóvenes se quejan de que no pueden terminar nada. A eso le llaman «Procrastinación», que es solo un término moderno que se le ha puesto al hecho de tener muchas cosas que hacer y no terminar ninguna. La razón central es que esta generación está permanentemente distraída.
Hoy tenemos una abundancia de medios de entretenimiento. Youtube, Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, Snapchat, Consolas de videojuego, Netflix, Disney +, Amazon Prime, Twitch, etc. ¡Las opciones son infinitas! Y sin embargo, lo común es que la gente viva aburrida en estos tiempos. Ese aburrimiento tiene que ver con el exceso de opciones: tenemos tanto que pasamos más tiempo analizando lo que escogeremos que escogiéndolo en sí.
Con el trabajo está pasando el mismo fenómeno.
Video: «Cinco claves para dejar de procrastinar»
En el primer capítulo de mi libro «No somos tan diferentes» lo comento: la naturaleza humana lleva al progreso. Parte de ese progreso está ligado íntimamente con la disciplina y el foco. Enfocarnos en un asunto, para dirigir nuestros recursos y energía en torno a un objetivo, es lo que nos ha permitido alcanzar altos niveles de productividad.
La falta de foco y disciplina nos lleva a malgastar nuestro más preciado recurso: el tiempo.
La tecnología es una bendición que nos facilita conseguir mejor comunicación, conexión global y entretenimiento de calidad; pero si hay a lo que dedico ese capítulo en mi libro es a analizar por qué esa misma tecnología nos aísla del mundo. Así como nos entretenemos, pasamos a estar sobreestimulados y pareciera que no podemos vivir sin estar pegados a una pantalla todo el día. Nos cuesta relacionarnos con el silencio, vivir sin una pantalla llena de luces y colores estimulantes.
Esto afecta, y mucho, nuestra concentración y disciplina. Hace cuarenta años una persona dedicaba ocho horas de trabajo a terminar varias labores: hoy hay persona que pueden pasar dos semanas en una labor que antes se ejecutaba en una sola jornada.
Cómo conservar el foco y la disciplina
No quiero sonar moralista, por lo que más que juzgarte, quiero darte herramientas. Aquí te comparto lo que para mí han sido las principales prácticas que me han permitido ser una persona enfocada y disciplinada.
No son consejos, son herramientas útiles para tomar nuestras capacidades cerebrales y domesticarlas con el fin de que nos permitan hacer los pendientes. Esto aplica a los estudios, el trabajo, dirigir negocios o manejar un proyecto personal. Todo requiere de nuestro foco y disciplina.
Veamos cómo hacerlo.
1) Divide tus objetivos en pequeñas tareas. Será mucho más sencillo ir punto por punto, que abordar una labor en totalidad. Por ejemplo: «Escribir mi libro» es una meta grande e inasible. En cambio: «escribir el capítulo 1 de mi libro» es más concreto y te da un límite, lo que ayuda a tu cerebro a motivarse.
2) Apaga los dispositivos electrónicos. Apaga el celular. Apaga la consola de videojuegos. Apaga la Tablet. ¡Tú no eres tus dispositivos electrónicos! Apágalos y enfócate en trabajar.
3) Limita tu tiempo en redes sociales. Las redes sociales crean lo que se conoce como FOMO, siglas en inglés que pertenecen a las palabras Fear Of Missing Out, en español: Miedo a quedarse por fuera. El sentido de urgencia de estas redes genera el miedo a «perderse» algo importante. Pero este es un miedo absurdo. No pasa nada si estás algunas horas desconectado de tus redes. El mundo seguirá girando con o sin ti.
4) Descansa entre actividades. A cada actividad, ponle un periodo de descanso de unos 10 minutos. Así tu cerebro podrá desconectarse de una actividad y pasar a la siguiente.
5) Organiza tu día con una agenda. Ponle hora a cada actividad. Hacerlo te facilitará la distribución de tu tiempo. Incluye en el calendario, tus periodos de descanso y de entretenimiento. Es la mejor manera de no colapsar con pendientes.
La disciplina y el foco es lo que nos permite organizar nuestro tiempo y terminar nuestros pendientes. El sistema actualmente nos fuerza a estar permanentemente estimulados y eso está causándole problemas a una generación que cada día pierde más el tiempo.
¡Comienza tú dando el primer paso para salir de esa tóxica dinámica!
Fuentes:
(1) Por qué más es menos: la tiranía de la abundancia de Barry Schwartz (2005, Taurus Editorial, colección Pensamiento).
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