La nueva guerra fría, segunda parte
En mi artículo anterior hablé de los cimientos, orígenes y conflictos que dieron luz a lo que he llamado “una nueva guerra fría”, en referencia al viejo conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética (U.R.S.S.).
Este conflicto actual, la nueva guerra fría, pone a las dos potencias dominantes del mundo contemporáneo, China y otra vez Estados Unidos, en un enfrentamiento de bajo impacto, en el que el mundo funge de tablero de ajedrez para los intereses cruzados de ambas naciones.
Sin embargo, simplificar el conflicto a solo dos países, sería simplista. Sobre todo, en un mundo como el actual, dominado por la globalización, interconexión e interrelación entre naciones. Hay, en el tablero y en los incentivos de cada parte en conflicto, muchos otros intereses, el peso de otros países y realidades económicas que afectan el desarrollo de los acontecimientos.
- La Unión Europea, tanto por su peso económico como por la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), es un miembro indirecto de los hechos.
- Latinoamérica, con su inestabilidad y conflictos permanentes, también juega un rol o al menos, se ve afectada por los hechos.
- Rusia, potencia emergente no tan poderosa económicamente pero sí activa en muchos conflictos políticos y militares, juega un rol secundario pero notable.
- África y el Medio Oriente, por su parte, parecieran ser los territorios en disputa por las potencias, tanto por su importancia geopolítica como por sus recursos naturales.
Es por ello que hoy quiero continuar con mi anterior artículo. Ya entendimos qué es la nueva guerra fría y cómo comenzó. Ahora quiero hablar de su desarrollo, sus mecanismos, sus escenarios de “batalla” y su posible devenir a corto y mediano plazo.
Vamos a verlo con calma a continuación.
Video: «China se apodera de Europa – La Nueva Ruta de la Seda | DW Documental»
Cómo ha reaccionado el mundo frente a la nueva guerra fría
Hacia finales de los 90’s pocos parecían ver en China a una amenaza. El gigante asiático resultaba una fábrica barata de productos occidentales y hasta un aliado de los países occidentales en organizaciones como el G20 (1), una organización de países industrializados y potencias emergentes, fundado en 1999, con la entusiasta participación de China.
El crecimiento económico y ser una potencia emergente eran la característica principal de los asiáticos. Lo que occidente ignoraba era la promesa hecha por Deng Xiaoping, el mandatario chino encargado de la gran apertura económica: “Esconder la fuerza y aguardar el momento”.
Xiaoping resumía así la política de ese país. China no había abandonado sus viejos sueños imperiales, acariciados con Mao Zedong, y cuyas principales víctimas fueron, entre otros, el Tíbet. China solo posponía esos sueños ya que el propio Mao había llevado a China a la ruina.
Siendo un país ruinoso y atrasado, China primero necesitaba recuperarse económicamente. La forma de hacerlo fue sencilla: se convirtieron en la fábrica del mundo. Comenzaron a manufacturar baratijas, en principio, y luego se convirtieron en el proveedor seguro de los países del primer mundo para la fabricación de componentes tecnológicos que incorporan a sus productos.
Así, el país fue abandonando la miseria en que quedó sumido luego de la revolución maoísta. Comenzó a descender el desempleo, millones salieron de la pobreza y China comenzó a fortalecerse en los tres aspectos que hoy determinan su enorme poderío. A saber:
- Su capacidad financiera.
- Su poderío militar.
- Su influencia diplomática.
Revisemos cada uno de estos aspectos de forma detallada. Comencemos con el primero que, como es de esperarse, determina todos los demás.
La capacidad financiera china fue aumentando a medida que el país se enriquecía. Poco a poco, China comenzó a comprar deuda de países en desarrollos. Hoy se calcula que China posee más de 1.6 billones de dólares en préstamos y créditos otorgados a diversos países del mundo (2). Este dinero ha colocado a muchas de esas naciones, queriéndolo o no, al servicio geoestratégico de Pekín.
Además, China es la creadora del BAII (3), una institución multilateral, que nació según sus propios estatutos, para “modificar la correlación de fuerzas presente en las instituciones financieras internacionales que se fundaron tras la segunda guerra mundial”. Este instituto, integrado por más de 57 países y con un capital de 100 mil millones de dólares, se encarga de financiar en todo el mundo proyectos de infraestructura, transporte, telecomunicaciones, energía, desarrollo de zonas rurales, vivienda, y otros sectores productivos.
El poder militar de China es gigantesco. Muchos calculan, incluso, que sería superior al de Estados Unidos. Los chinos poseen una creciente presencia militar en el mundo (4), amenazando incluso el dominio estadounidense en el Pacífico. Y además, a diferencia de otras potencias emergentes como Rusia, su tecnología bélica es de primerísimo nivel. Esto sin contar con que son parte del llamado “club nuclear”, los países que tienen en su poder capacidad y medios para fabricar una bomba nuclear.
Y finalmente, está su influencia diplomática. China es aliada de muchos países de lo que se denomina tercer mundo.
Para quienes no sepan de donde viene este término, el “tercer mundo” fue el nombre con el que se conoció a las naciones que no querían alinearse con Estados Unidos o con la Unión Soviética durante la guerra fría. Estos países, aunque no se vieron ajenos al conflicto (América Latina siempre fue “del tercer mundo” y sin embargo fue tan parte de los escenarios de la guerra fría como otros países) se caracterizaban por tratar de tener una cierta independencia frente a las dos potencias hegemónicas.
Hoy en día varios de estos países son aliados de los chinos, sea por alineación ideológica (el rechazo a Estados Unidos), o por mera necesidad económica, como es el caso de muchos países latinos que ven en las finanzas y empresas china una forma de asistir sus accidentadas economías.
Es precisamente en estos países donde China ha extraído las llamadas “tierras raras”, que ya comenté en mi anterior artículo. Es por ello que África y el Medio Oriente están actualmente lleno de “inversiones” chinas. Es allí donde se concentran muchas de las riquezas de las tierras raras, de las que China se está apoderando de forma sostenida.
Esto ha llevado a que China sea hoy la principal potencia del mundo, solo superada por Estados Unidos.
Video: «Tierras raras, el as bajo la manga de China en la guerra comercial contra EE.UU.»
Rusia y otras potencias emergentes
En pleno conflicto muchos se preguntan qué papel juega Rusia en todo esto. El principal país de la antigua Unión Soviética pareciera representar a una suerte de tercera potencia. Y aunque en teoría es así, en la realidad el papel del Kremlin es mucho más modesto.
Rusia es, por una parte, una potencia militar mediana carente casi por completo de capacidad nuclear y dependiente de tecnología militar de mediana capacidad (herencia del atraso industrial soviético), Rusia no es ni de lejos un país con la capacidad militar de China.
De igual forma, en la economía, el país no es un referente o una amenaza. Por el contrario, Rusia tiene una economía que crecer poco y en sectores no muy relevantes. Solo un dato: el Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia es actualmente de 1.7 billones de dólares, una cifra modestísima al compararlo con los 16.7 billones del PIB chino y los 93.8 billones de dólares del PIB Norteamericano.
Rusia tiene una economía semi-productiva y muy marcada por la concentración de riquezas en unas cuantas manos de las oligarquías locales. Y si bien Vladimir Putin es un líder dominante, su papel en el mundo se reduce más a su área de influencia, como el conflicto de Crimea, territorio que Rusia y Ucrania se disputan, así como el autoritarismo puertas adentro de Putin.
Pero más allá, Rusia no pareciera ser parte de un conflicto global. Por el contrario, a veces pienso que occidente buscará un acercamiento con los rusos, un acuerdo de no agresión, a cambios de que estos se alejen de China o incluso estén dispuestos a enfrentarla.
No es alocado esto último, ya que fue lo que ocurrió en su momento cuando Estados Unidos, en los años 70 cuando Nixon visitó a China y logró un acuerdo de no agresión con ellos, a cambio de que se alejaran de la influencia soviética. Es probable que veamos algo así en los próximos años, pero con Rusia.
Como vemos, la reacción del mundo ante la nueva guerra fría es casi indiferente. Sea porque realmente no les importa o más probable, porque no tienen otra opción que permitir que China y Estados Unidos hagan su pulseo regular, sin que ni la Unión Europea, Rusia o los países emergentes puedan hacer mucho, excepto intentar una suerte de neutralidad indiferente.
¿Adónde nos llevará este nuevo conflicto? ¿Cuáles son sus límites y cuáles serán sus alcances? Es difícil saberlo. De lo que sí podemos estar seguros es que el mundo seguirá en esta dinámica, y que toca prepararse para no ser manipulados ni por la propaganda China ni por las administraciones norteamericanas.
Fuentes
- “Grupo de los 20 (países industrializados y emergentes)”, de Wikipedia. Publicado el: 28/05/2011. Consultado el 09/07/2021
https://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_de_los_20_(pa%C3%ADses_industrializados_y_emergentes)
- “Cuáles son los países de América Latina que más dinero le deben a China (y qué implicaciones tiene esa deuda)”, de BBC Mundo. Escrito por Cristina Orgaz Publicado el: 28/11/2019. Consultado el 09/07/2021
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-5057411
- “China y la nueva diplomacia financiera”, de Celag. Escrito por Sergio Martín Carrillo y Francisco Navarro. Publicado el: 08/10/2016. Consultado el 09/07/2021
https://www.celag.org/china-y-la-nueva-diplomacia-financiera/
- “Cómo el poderío de China hace peligrar el dominio militar de EE.UU. en el Pacífico”, de BBC Mundo. Escrito por Jonathan Marcus. Publicado el: 29/08/2019. Consultado el 09/07/2021
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