Perú: un país ingobernable
¿Cómo es posible que un país haya pasado, en un mismo día, de tener un presidente, a ver un intento de golpe de estado y terminar con un presidente destituido y preso?
Esto se explica en parte porque Perú no tiene una crisis política actual. En realidad, Perú es un país ingobernable. Solo vean este impactante dato aportado por el analista venezolano Henkel García. Ocho presidentes en 16 años. ¡O sea, un presidente cada dos años!
Historia de un extraño golpe de estado
El nuevo presidente del Perú llegó luego de una larga lista de conflictos políticos y presidentes fallidos. Pedro Castillo nace de padres pobres en la sureña provincia de Arequipa y es elegido bajo un clima de esperanza. Parecía que por fin llegaba un presidente de raigambre popular al palacio de gobierno ubicado en Lima.
Castillo nació de raíces campesinas en un pueblo andino y trabajó como maestro antes de entrar a la política. El ascenso de Castillo ha generado temores de anarquía en los grupos conservadores.
En cambio también tiene una fuerte base de apoyo entre los campesinos andinos pobres. También en las clases medias bajas, muy depauperadas a raíz de la pandemia en 2020 y sus respectivos confinamientos.
Pero desde el principio, su gobierno se vio débil. Al no tener mayoría parlamentaria y haber ganado con una mayoría exangüe, su gobierno no pudo pasar casi ninguna ley. Desde los primeros días, los parlamentarios, de mayoría opositora, dejaron claro que no iban a permitir que Castillo pasara sus reformas.
Por ello, Pedro Castillo se propuso convocar a una Constituyente, con el fin de elaborar una nueva constitución y renovar todos los poderes públicos. Esto dio pie a un gran pulseo entre los bandos: de un lado, el congreso negándose a aprobar leyes y presupuestos de Castillo; del otro, el presidente queriendo convocar la constituyente y disolver los poderes.
Este balanceo de fuerzas llevó a que el Congreso intentara varias veces destituir al presidente a través de una vacancia, que es como llaman allá a ese proceso que se conoce mundialmente como impeachment. La última de ellas iba a darse el pasado miércoles 7 de diciembre. Pero no se dio, ya que horas antes, Castillo convocó a una cadena nacional de radio y televisión para anunciar que disolvía el congreso, convocaba una constituyente y gobernaba por decreto desde ese día en adelante.
Era, obviamente, un intento de golpe de estado. Muy similar al que dio en su momento el expresidente Alberto Fujimori en 1992. Esta acción provocó la destitución de Castillo y la designación de Dina Boluarte, su vicepresidenta, como sucesora.
Como informa el diario peruano IDL Reporteros: «Todo comenzó cuando faltaban pocas horas para el inicio del debate de la tercera moción de vacancia presidencial en el Congreso. En Palacio estaban seguros de que la moción iba a fracasar. Los vacadores no tenían los votos.
La distancia entre los votos con que contaban los vacadores y los 87 que necesitaban, no se acortaba sino que crecía, de acuerdo con el conteo de votos que habían hecho en Palacio el cual Castillo conocía» (1).
Entonces, ¿por qué el expresidente Pedro Castillo convirtió una victoria casi segura frente al tercer intento de vacancia de su régimen, en una derrota catastrófica que terminó con su presidencia, su gobierno y su libertad?
Lo hizo para intentar generar un movimiento de calle.
Al igual que ocurrió en otros países como Colombia, Chile y Ecuador, Castillo apostó a ser destituido y que los ciudadanos se echaran en la calle en su defensa.
Cuando escribo estas palabras, Perú está lleno de protestas. Las manifestaciones se han dado principalmente en las zonas rurales de donde proviene Castillo y donde tiene su mayor apoyo político.
Cajamarca, Arequipa, Tacna, Andahuaylas, Huancayo, Cusco y Puno, entre otras regiones están llenas de manifestaciones. La situación era especialmente complicada en el departamento de Apurímac, donde lamentable y dolorosamente murió un adolescente de 15 años al recibir una bala perdida en medio de choques entre manifestantes y policías, según el diario limeño La República.
A esta hora son siete los fallecidos (2) y decenas de heridos en un país que parece entrar a una grave crisis de gobernabilidad. Castillo, sin duda, logró su objetivo.
Perú: un país que nadie puede gobernar
Video: «El golpe de estado que quiso cambiar la historia del Perú».
Como decía al principio, Perú ha tenido muchos presidentes. Hagamos un recuento:
Ollanta Humala: gobernó entre 2011 y 2016, detenido por lavado de dinero y asociación ilícita.
Pedro Pablo Kuczynski: renunció dos años después, en 2018, por denuncias de corrupción y tras varios intentos de impeachment.
Martín Vizcarra: duró otros 2 años, en 2020 el Parlamento le declaró el impeachment por «incapacidad moral», una figura en la Constitución peruana de la que hablaremos más adelante.
Manuel Merino: conocido como «el breve». Duró en el cargo apenas 5 días.
Francisco Sagasti: se convirtió en presidente interino, básicamente para convocar nuevas elecciones para 2021, en las que, con algo más de 8 millones de votos, salió elegido, en la segunda vuelta, Pedro Castillo.
Pedro Castillo: gobernó un año y cinco meses, hasta que fue destituido en los sucesos que acabo de describir en la sección anterior.
Dina Boluarte: acaba de ser designada por el Congreso justo después de destituir a Castillo.
Todo esto se ha dado porque en 1993, luego del autogolpe de Alberto Fujimori, se redactó una nueva Constitución que estableció que la presidencia de la república queda vacante si el Congreso declara la «incapacidad moral o física» del jefe de Estado.
El nuevo término, que es bien vago, de ‘incapacidad mora’ se convirtió para el Congreso en una varita mágica con la que acabar con presidentes sin mayor problema. Se requiere reunir 87 votos y el presidente queda destituido.
Eso es lo que le ha ocurrido a Castillo, a Kuczynski, a Vizcarra y al propio Alberto Fujimori, cuando en el año 2000 huyó a Japón, acusado de corrupción y violaciones de los DDHH. Ya veis la mala suerte que tiene Perú: le tocan presidentes moralmente discapacitados todo el tiempo.
Y es como un pez que se muerde la cola: para acabar con el abusivo uso de la herramienta de ‘vacancia’, se necesita una nueva constitución. Esa nueva constitución a la que se niegan los congresistas.
Como ven es el típico caso de un juego trancado. Perú es un país donde el estatus quo es tan fuerte, que ni siquiera ganando una elección como presidente se puede cambiar. Pocos países reflejan tanto lo que es el sistema como este, un caso de país ingobernable, e incambiable.
Es una lástima que este juego político sucio, donde no hay buenos ni malos, les haya costado la vida ya a siete personas. Ojalá pronto la gente deje de prestarse a ser la carne de cañón de los poderosos.
Fuentes
- El misterio del Harakiri, publicado en IDL Reporteros. Consultado el 13/12/2022
Link: https://www.idl-reporteros.pe/el-misterio-del-harakiri/
- Manifestaciones en Perú ya suman siete personas muertas y casi medio centenar de heridos, publicado en La Tercera. Consultado el 13/12/2022
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